NOTAS DE ELENA
Material complementario de la escuela Sabática para adultos
Narrado por: Patty Cuyan
Desde: California, USA
Una cortesía de DR'Ministries y Canaan Seventh-Day Adventist Church
MARTES, 13 DE MAYO
COMO CARBONES ENCENDIDOS
En el mundo por venir, Cristo llevará a los redimidos junto al río de la vida, y les enseñará maravillosas lecciones de verdad. Abrirá ante ellos los misterios de la naturaleza; verán que hay una Mano Maestra que mantiene a los mundos en su lugar; presenciarán las habilidades del Gran Artista al colorear las flores del campo, y comprenderán los pro-pósitos de un Padre misericordioso que dispensa cada rayo de luz. Junto a los santos ángeles, los redimidos reconocerán en canciones de agradecida adoración, el supremo amor de Dios por un mundo desagradecido. Entonces se comprenderá plenamente que "de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna". Juan 3:16 (La verdad acerca de los ángeles, p. 290).
Desde las edades eternas, había sido el propósito de Dios que todo ser creado, desde el resplandeciente y santo serafín hasta el hombre, fuese un templo para que en él habitase el Creador. A causa del pecado, la humanidad había dejado de ser templo de Dios. Ensombrecido y contaminado por el pecado, el corazón del hombre no revelaba la gloria del Ser divino. Pero por la encarnación del Hijo de Dios, se cumple el propósito del Cielo. Dios mora en la humanidad, y mediante la gracia salvadora, el corazón del hombre vuelve a ser su templo (El Deseado de todas las gentes, p. 132).
A orillas del río Quebar, Ezequiel contempló un torbellino que parecía venir del norte, "una gran nube, con un fuego envolvente, y alrededor de él un resplandor, y en medio del fuego algo que parecía como bronce refulgente". Cierto número de ruedas entrelazadas unas con otras eran movidas por cuatro seres vivientes. Muy alto, por encima de estos "se veía la figura de un trono que parecía de piedra de zafiro; y sobre la figura del trono había una semejanza que parecía de hombre sentado sobre él". "Y apareció en los querubines la figura de una mano de hombre debajo de sus alas". Ezequiel 1:4, 26; 10:8.
Las ruedas eran tan complicadas en su ordenamiento, que a primera vista parecían confusas; y sin embargo se movían en armonía perfecta. Seres celestiales, sostenidos y guiados por la mano que había debajo de las alas de los querubines, impelían aquellas ruedas; sobre ellos, en el trono de zafiro, estaba el Eterno; y en derredor del trono, había un arco iris, emblema de la misericordia divina.
Como las complicaciones semejantes a ruedas eran dirigidas por la mano que había debajo de las alas de los querubines, el complicado juego de los acontecimientos humanos se halla bajo control divino. En medio de las disensiones y el tumulto de las naciones, el que está sentado más arriba que los querubines sigue guiando los asuntos de esta tierra (La verdad acerca de los ángeles, p. 142).